Nuestro colegio celebró su 63° aniversario con una jornada llena de fe, cultura, alegría y comunidad. Una ocasión para mirar con gratitud el pasado, reconocer el presente y proyectarse con esperanza hacia el futuro.
Bajo el lema del agradecimiento y la alegría compartida, Juan XXIII celebró sus 63 años de vida institucional con una serie de actividades simbólicas y profundamente significativas, donde la comunidad educativa vivió una jornada de celebración, reflexión y reencuentro.
Tal como señaló Miss Jennifer Paján, directora del colegio, fue «un cumpleaños institucional que tiene su corazón en la juventud de los chicos y la alegría de las fiestas». Y así se vivió: desde el primer saludo matutino hasta el último aplauso en el patio principal, todo respiró comunidad, memoria, espiritualidad y mucha emoción.
Una celebración que inicia con gratitud
La jornada comenzó a las 8 a.m. con la formación general en el patio principal, en presencia de padres de familia y de toda la comunidad educativa. En este espacio, Miss Jennifer recordó con gratitud en su discurso de orden a Monseñor Orazio Ferruccio, fundador del colegio, quien sentó las bases de esta institución con profunda dedicación y compromiso hacia la colonia china, promoviendo su integración con la comunidad peruana. Gracias a su visión y entrega, Juan XXIII no solo fue posible, sino que hoy es un referente en la educación nacional. Acto seguido, se llevó a cabo la develación del logo de aniversario y una excelente presentación de nuestros leones chinos.
Luego, la Misa de Acción de Gracias reunió en el coliseo a estudiantes desde sexto de primaria hasta quinto de secundaria, junto a invitados especiales. En paralelo, los alumnos de inicial a quinto de primaria participaron en liturgias de la palabra dentro del templo, en momentos íntimos y reflexivos.
Para Manuel Angulo, coordinador de Pastoral, la dimensión espiritual es inseparable de la historia del colegio: «Recordar a nuestro fundador, Monseñor Orazio Ferruccio, y al Papa Juan XXIII es volver al origen de nuestra misión. Esta no es solo una escuela, es una comunidad que forma desde el amor, la fe y el servicio».
En la misa, los alumnos participaron activamente como acólitos, lectores y portadores de símbolos litúrgicos, mostrando un respeto conmovedor. «Terminar con un aplauso espontáneo de los estudiantes después de la misa fue muy significativo —comentó la directora—, ese gesto nos habla de que estamos entendiendo el propósito profundo de esta institución».


















Un colegio adulto, con espíritu joven
En sus declaraciones, Miss Jennifer reflexionó sobre lo que significa celebrar 63 años: «Hemos superado muchas etapas, adaptado políticas educativas, abrazado la tecnología y acompañando las necesidades de nuevas generaciones. Si bien somos una institución con historia y madurez, nos mantenemos juveniles por la fuerza del cambio, la vitalidad de nuestros estudiantes y el compromiso con la renovación constante».
La directora subrayó que este aniversario también está marcado por la colaboración con familias y especialistas para enriquecer el proyecto educativo, integrando áreas como historia, arte, tecnología y patrimonio cultural. Entre los proyectos a destacar se encuentran el museo escolar con piezas originales inscritas en el Ministerio de Cultura (próximo a inaugurar) y la sala acústica para formación musical.
Encuentros que construyen comunidad
Uno de los momentos más emotivos del día fue el Encuentro del Hermano Menor con el Hermano Mayor, una actividad que permite que alumnos de grados superiores preparen una «fiesta sorpresa» a los más pequeños. En sus palabras, la directora explicó el profundo simbolismo de esta tradición: «El aniversario no puede perder su esencia si no genera felicidad en los estudiantes. Que los mayores preparen el aula y acojan a los menores es más que una dinámica escolar; es sembrar fraternidad, respeto y pertenencia».
















La jornada continuó con actividades lúdicas y culturales según los niveles educativos: desde el show Cataplum Infantil para los grados de inicial y primaria, hasta el cuentacuentos “Una tarde mágica” en el auditorio y el esperado encuentro con el escritor Pepe Cabana, autor de Nunca dejes de soñar, quien sostuvo que «el contacto entre autor y lector puede despertar vocaciones creativas y dar sentido a la lectura desde una experiencia viva y cercana».













Arte, cultura y sentido humanista
Por la tarde, el patio principal vibró con la actuación central de la Asociación Cultural Kimbafá, un colectivo de percusión y expresión artística reconocido por su propuesta didáctica e innovadora que robó aplausos de toda la comunidad. Esta presentación cerró con energía y emoción una jornada que, más allá del festejo, reafirmó el enfoque del colegio: «Juan XXIII es un colegio humanista que inspira cultura. Y la cultura —como bien dijo la directora— inspira valores: respeto, empatía, apertura y sentido de comunidad».
El brindis institucional puso el broche de oro a una celebración profundamente sentida, y fue también un momento de reconocimiento al trabajo silencioso de quienes, día a día, sostienen el funcionamiento del colegio en cada rincón.

















Más que un aniversario, una promesa
El Colegio Juan XXIII no solo celebró 63 años de existencia. Celebró el fruto de una visión fundacional que sigue viva. Celebró la fidelidad a sus raíces chinas y peruanas. Celebró la alegría de formar a niños y jóvenes con libertad, conciencia crítica y espíritu fraterno.
Como dijo Miss Jennifer: «Estamos construyendo el colegio juntos. El 63 es solo una estación en un camino que nos lleva hacia años jubilares como el 65 o el 70. Pero más allá de las cifras, lo esencial es que caminamos en puerto seguro, guiados por la experiencia, la fe y una comunidad que cree en el poder de educar para transformar».
¡Feliz 63° aniversario Juan XXIII!






























